martes, 16 de octubre de 2012

CAP 2. De cómo empezó esta historia.


MARTA.

Era el último día de instituto antes de las vacaciones de Navidad, se veían caras de alivio, al ver las vacaciones tan cercanas, al ser conscientes que no tendrían que despertarse al día siguiente a las 7 de la mañana. Además de que ya habíamos terminado todos los exámenes y no tendríamos que hacer más hasta dentro de tres semanas, aunque solo faltaba el boletín. Y, aunque Niall y yo habíamos llegado tarde, Juan hizo la lista gorda y no lo tomó en cuenta.
Todos estábamos de broma, con muy buen rollo, hasta el profesor, y, me atrevo a decir que él era el que más se reía.
Hoy solo nos teníamos que quedar dos horas en el instituto, y después podíamos irnos. Seríamos libres. Totalmente libres, necesitaba unas buenas vacaciones, y mis amigas y yo teníamos tantos planes que estaba segura que éstas iban a ser las mejores de mi vida. Había estado ahorrando para estas Navidades durante dos meses, era poco tiempo, la verdad, pero había conseguido bastante. Lo suficiente para cumplir algunos planes que teníamos

Miré a Niall, no paraba de reírse, y al verle sonreír, me fue inevitable no hacerlo yo también. Recordé la conversación que habíamos tenido esta mañana, y decidí que iba a sonreír.

Note como alguien me tocaba la espalda insistentemente y me di la vuelta. Elena me guiñó un ojo y me tendió una nota por debajo de la mesa. La cogí rápidamente, con miedo de que me pillaran, pero con curiosidad de saber qué quería, aunque me hacía una idea. Abrí el pequeño papel y leí lo que ponía en cuestión segundos. Cuatro palabras. ''Londres nos espera, pequeña :)''. Instantáneamente sonreí. Oculté la nota en el bolsillo de mi sudadera, y me di la vuelta para dedicarla la sonrisa a Elena.
- Ai tía, ¡Qué ganas! - la dije entre susurros.

Londres. Londres nos esperaba. Llevábamos varias semanas preparándolo entre insistencias, formas imposibles de ahorra dinero y muchas ilusiones, y al final lo habíamos conseguido. Elena, María y yo nos íbamos allí una semana, a casa de mi tío Paul. Nos esperaban noches de risa y en vela, días de compras hasta que nuestros pies aguantaran, alguna que otra noche de fiesta... Nos esperaban unas grandes navidades. Nuestro avión salía mañana a las 5 de la madrugada, y volvíamos el lunes siguiente, justo a tiempo para celebrar la Nochebuena con la familia.

Elena y yo nos pusimos a hablar sobre las cosas que teníamos que preparar esta tarde, las pocas horas que íbamos a dormir todas en mi casa... Conversábamos ajenas a lo que nos rodeaba, sin prestar atención a ninguna otra cosa, riéndonos y motivándonos con cada palabra que salía de nuestra boca, hasta que David, el chico que estaba a mi lado, me avisó de que el profesor se acercaba, lo que agradecí enormemente.

Me di la vuelta de inmediato, asustada, pero aún así, salvada de una segunda bronca en la mañana. Busqué al profesor con la mirada. Estaba cerca. Me fijé en él, intentando analizar si me había pillado hablando. Parecía que no. Vi que llevaba en la mano numerosos sobres blancos. Las notas. Estaba dando las notas. Me puse nerviosa. Mi mirada pasaba rápido por todas partes, intentando buscar algo de apoyo. Me encontré con la mirada de Niall, me fijé en que me decía algo, pero no lo conseguí oír, eso sí, conseguí leerle los labios, unos labios que decían: ''Mucha suerte cielo''. Puse una sonrisa, pero la verdad es que hasta yo me di cuenta que estaba demasiado tensa como para poner una sonrisa decente.

Me empecé a morder las uñas, no pude evitarlo, era una manía mía que no se me iba. Vi como el profesor se acercaba a mi mesa con una sonrisa, pero no supe deducir si era de felicidadad o irónica. Cerré los ojos y los apreté con fuerza durante varios segundos, asimilando las dos opciones que podía ocurrir en cuestión de segundos, deseando con fuerza haber aprobado. Abrí los ojos. Vi como el tutor me tendió un sobre blanco como la nieve. Lo cogí temblorosa. Saqué el boletín del sobre y vi mis notas.
- Felicidades Marta, estoy orgulloso de ti. - dijo Juan sonriente.

Juan se giró, y continuó repartiendo las notas, mientras yo seguía contentísima por haber aprobado, mientras me imaginaba la cara de mi madre, mientras muchos de mis amigos se levantaban a felicitarme a abrazarme, mientras yo me quedaba en estado de shock. ¡Siiiiiiiiiiiiiiiii! Tenía ganas de gritar de felicidad. Ahora sí que sí que iba a ser todo perfecto. Me levanté de mi asiento y me dirigí hacia el sitio de Niall, tan solo para abrazarle. Si había aprobado, había sido por sus clases de inglés intensivas. Me quedé hablando con él hasta que por fin tocó el timbre. Libertad. El aire olía a libertad, a alivio, a vacaciones. Me despedí de Niall, y de todos los demás.

Elena, María y yo salimos corriendo del instituto, cada una a su casa, a hacer la maleta rápido, para después quedar todas juntas en mi casa.
El tiempo pasó rápido, entre risas y mucha emoción, que se notaba con tan solo mirarnos. Y después de una noche que se podría decir que pasamos entera en vela, nos dispusimos a ir al avión para coger ese avión que en cuestión de horas, nos llevaría a Londres.